domingo, 14 de abril de 2019

EL CRIMEN DE BORIS


-¡Cuidado po mendig…agueonao!- le gritó Boris al indigente que se encontraba en la entrada del gran edificio de Telefónica a quien casi atropella cuando pasaba a toda velocidad en su bicicleta. Dobló a la izquierda desde Providencia tomando el Parque Bustamante. Dejó  atrás rápidamente el café literario. 




A unos diez metros, a la altura de Santa Isabel, cera de donde se hallaba el edificio con el anuncio de neón de la Champaña Valdivieso, se cruzaría de frente con el carabinero montado a caballo que hacía su ronda inspeccionando el parque. Boris iba bastante rápido y, distraído por la música de su mp4, no percibió que podría ser un peligro pasar a centímetros del equino. El animal en cambio sí consideró un peligro la veloz aproximación del joven ciclista hacia él y justo en el momento del encuentro refunfuñó asustado, levantando las patas traseras. El abrupto movimiento hizo que Boris de manera refleja doblara bruscamente el manubrio en dirección opuesta al caballo provocando que la rueda delantera de la bici girara sin haber disminuido la velocidad. El vehículo se desestabilizó y el joven perdió el equilibrio cayendo bruscamente al maicillo. Se levantó y después de sobarse y limpiarse la tierra del rasmillón levemente ensangrentado bajo el chaleco artesanal rasgado por la caída en su codo izquierdo, dirigió sus reprimendas contra el dueño del caballo.



  -¡Pide disculpas al menos po paco y la conch…!- Paró ahí el regaño sabiendo que terminar la frase podía traerle problemas. El carabinero ni siquiera se molestó en mirar hacia atrás y siguió normalmente su ronda. La indiferencia del policía enfadó más a Boris haciendo que terminara la frase anterior y elaborara unas dos o tres más en honor a la madre del uniformado, otra  prometiendo satisfacer sexualmente a su esposa y hermanas para rematar finamente con un “paco fascista, tu hija es feminista”. El festival de insultos hacia el policía y su represiva institución siguió en modalidad de murmullos mientras Boris recogía su morral. Se dio cuenta al instante y con horror de que al lado del morral cubierto de polvo, yacía con la pantalla quebrada y sin vida su mp4. Lanzó con rabia el malogrado aparato electrónico hacia el perro guardián del neoliberalismo -como le llamó a gritos al carabinero con lo que le quedaba de repertorio- quien de todas formas ya se encontraba cabalgando a más de cien metros del suceso. Tomó su bicicleta y se le pasó por la cabeza ir a recoger el mp4 que había lanzado con la esperanza de que aún tuviera arreglo pero desechó la idea enseguida y siguió su camino.     



En la noche antes de acostarse, después de limpiar por segunda vez la herida provocada por el incidente y cambiar también al segundo parche, Boris se refirió al acontecimiento en su muro de face. Opinó acerca de la violencia del fascista policía y de cómo éste había gozado intentando pitearse a un universitario que pilló desprevenido y solo. El mensaje fue varias veces compartido, recibió varios likes y un sinnúmero de respuestas al respecto aportando con sucesos parecidos que a otros jóvenes les habían ocurrido en ese parque y también en otros. Eran relatos que hablaban de violencia física, verbal e incluso intentos de acoso por parte de carabineros en distintos puntos de la capital. La publicación no tardó en llegar al muro de la federación de estudiantes de la Universidad donde Boris estudiaba. Junto con compartirla, los dirigentes estudiantiles llamaron a los estudiantes a cuidarse y a cuidar también a sus pares de la fuerte represión y abuso de autoridad que rondaba en el ambiente para no ser blanco de una brutal agresión policial como la ocurrida al compañero Boris.



La repercusión que el grave acto de violencia policial hacia Boris tuvo en las redes sociales, motivó a que la federación de estudiantes de la Universidad coordinara por el grupo de Whatsapp una mini asamblea extraordinaria para el día siguiente. En la reunión hablaron del caso y de la preocupación por la prevalencia de los varios homicidios simbólicos que se perpetuaban diariamente en las calles por parte de uniformados que maltrataban, acosaban y pasaban a llevar la dignidad de las personas matándolas como ciudadanos sujetos de derechos. Se acordó entre otras cosas, generar una red virtual de denuncias de este tipo de crímenes urbanos, capacitar a los estudiantes de la universidad en medidas de primeros auxilios enseñando reanimación, detención de hemorragias y extracción de balas y publicar esa misma noche en el muro de facebook de la federación, una declaración al respecto de lo ocurrido a Boris que llamara a la reflexión por parte de la comunidad estudiantil.



La declaración fue redactada esa tarde por el presidente del centro de estudiantes y después de ser sometida a la aprobación del resto del equipo y al visto bueno de los respectivos partidos políticos de militancia de algunos de los dirigentes, fue subida a la red social como lo acordaron. Se tituló “No es necesario intentar matar para lograr matar”. La columna era bastante extensa y hablaba entre otras cosas, de los simbolismos que había habido detrás del homicidio de Boris. Un uniformado montado a caballo, animal traído a Latinoamérica por el imperio español y emblema de la guerra de conquista. Un joven que, doblando a la izquierda, arrancaba a gran velocidad desde el centro a la periferia y el precio pagado por el joven debido a ese escape al ser botado de su bicicleta. El joven quedaba tirado en el piso mirando hacia el sur, mientras el policía que había provocado el crimen le daba la espalda dirigiéndose hacia el norte. El artículo concluía con la reflexión: Siguen matando a muchos Boris día tras día, año tras año y en todos los puntos de la capital y de nuestro país.



El emotivo y bien logrado artículo, compartido cientos de veces, caló hondo en la comunidad estudiantil y motivó una improvisada velatón esa misma noche enen el Parque Bustamante en memoria de todas víctimas de la represión policial armada. Llegaron unos treinta jóvenes al parque. Hubo cánticos, velas, alcohol, discursos, momentos de silencio, de reggaetón, fotos recordando a compañeros y mucha pena y dolor. Levantaron una animita justo en el sitio del crimen de Boris. La rodearon con solemnidad. Algunos llegaron a sentir el alma en pena de Boris como si realmente estuviera allí dando vueltas por el sitio, podían incluso  escuchar su voz de ultratumba clamando por un ideal de justicia que en alguna parte debía estar escondido. Sí, era el sonido de su voz doliente suplicando por esa sociedad represiva que aún tenía arreglo; “Tiene que estar por alguna parte, ojalá que todavía se pueda arreglar” le escuchaban decir. Podían sentirlo ahí mismo, cerca, cada vez más cerca, prácticamente a su lado. Boris les agradeció la animita y les preguntó si   no habían visto por el lugar un mp4. Los jóvenes sin darse vuelta ni abrir el círculo que hacían alrededor del memorial de Boris le solicitaron silencio y respeto.  


Al día siguiente en la asignatura de sociología, el profesor aprovechó el primer módulo de clases para generar una reflexión acerca del tema junto a los compañeros de curso de Boris. Para motivar el diálogo, sensibilizó primero al grupo proyectando en el pendón central de la sala algunos videos de youtube que mostraban represiones policiales en diversos puntos de la orbe y posterior a ello, introdujo solemnemente la conversación manifestando su tremendo pesar por lo ocurrido al estudiante  a quien le guardaba un gran afecto no pudiendo concebir aún lo que había pasado. Enseguida salieron varios alumnos compartiendo sus experiencias de represión y recordando también distintos momentos compartidos con Boris en la Universidad, en la playa, estudiando, en fiestas. Hubo llantos, enojo, pero también algunas risas recordando diferentes anécdotas compartidas con el joven que seguía en sus corazones. Boris llegó en la mitad cuando ya había empezado el módulo de clases, pero logró incorporarse bien a la dinámica de la conversación y a la solemnidad del ambiente.



Los funerales de Boris se hicieron en el patio central de la Universidad con una multitudinaria asistencia de amigos del muchacho, estudiantes, profesores, administrativos y personas ligadas al mundo intelectual, político y de los movimientos sociales. Era un día nublado de agosto, frío en el exterior pero lleno de fuego en los corazones de todos. Se proyectó en grande frente al escenario levantado la foto de perfil que Boris tenía en facebook. Era una foto de Momo, el controvertido personaje de internet.   Habló el diputado de la bancada estudiantil llamando a no bajar los brazos y a seguir el ejemplo de Boris, mártir de la lucha social. También habló un dirigente mapuche quien rindió un homenaje al comunero Boris, y una de las figuras emblemáticas del movimiento feminista lamentando la muerte de Boris, una mujer valiente que estaría siempre en sus corazones. Boris, recuperado de la herida en su codo, asistió también al funeral. Estaba emocionado y quiso sumarse al oficio diciendo algunas palabras a la multitud. No fue posible por falta de tiempo. Se debía seguir puntualmente con el cortejo fúnebre que llevaría los restos al cementerio.



Terminada la ceremonia, caminaron lentamente seis dirigentes estudiantiles cargando el ataúd con los restos por el pasillo central que se había armado en medio de las sillas instaladas en el patio, entre consignas y gritos de lucha social de la multitud presente. Una mala maniobra de uno de los seis cargadores del féretro hizo que éste se fuera abajo y se abriera. Al abrirse sólo cayó al piso un  mp4 en desuso. No se demoraron en recoger el aparato y cerrar rápidamente la gran caja de madera. Con la ayuda de aplausos y de las consignas que se retomaron enseguida, todo volvió a la normalidad salvando el embarazoso momento.
-Mamá, pero el ataúd está vacío- le dijo a una de las dirigentes estudiantiles su hija de diez años que se percató de lo ocurrido. La mujer le acarició a la niña la cabeza y tuiteó en seguida desde su teléfono celular:
“En el funeral del compañero Boris. ¿¿El ataúd está vacío?? ¿Están vacíos nuestros espíritus de sueños por un mundo mejor?”
Fue retuiteada rápidamente por cientos de seguidores.  

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